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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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22-01-2016

El canto del cisne del foquismo 5

 

SURda

Notas

Opinión

c.e.r

 

En esta entrega de la recensión-critica del reciente libro de Zabalza abarcaremos los 30 años que van desde 1985 al 2015. Comprende desde el capitulo 13.- El Documento No. 5 hasta el capitulo 18.- La gran cuestión .

30 años en la vida nacional significa casi dos generaciones, un período inmenso.

Tres grandes temas están presentes, en esta parte final del último libro de Zabalza: el primero, un relato sobre la etapa final de la derrota del año 72, la liberación del año 85 y los primeros pininos de la reconstrucción –nuevamente-, del “aparato; el segundo, un intento de análisis sobre los orígenes del viraje ideológico –que se concretará 22 años más tarde -1994- de sus principales figuras política y; el tercero, una reflexión larga y prolongada sobre los avatares de la conciencia colectiva del pueblo uruguayo, hasta llegar a la pasividad generalizada de ahora.

El largo capítulo 13.-El Documento No. 5 , tiene la finalidad de ser el pivote sobre el que girará ese intento de reflexión. Una especie de hilo conductor, explicativo, de lo que –andando el tiempo- se concretará 22 años más tarde. En ese intento, Zabalza busca una base racional, casi lógica, que le sirva de instrumento explicativo. Parece querer decirnos “nadie cambia sus puntos de vista originales, sin motivos, causas”, y por tanto, en su libro -que antes que nada intenta ser una “autocrítica” personal- emprende la tarea de búsqueda de una explicación posible de los mismos.

En sí misma la labor, la inicia con una recopilación de antecedentes posibles, y realiza la tarea a conciencia, con seriedad y rigor. Más de un militante se ha planteado el mismo problema, ¿cómo es posible que compañeros que ayer mismo militaran junto a nosotros, compartieran los mismos ideales, ansias, expectativas, con el correr del tiempo se hayan transformado en las caricaturas actuales, sostengan sus actuales posiciones, realicen –gubernamentalmente- todo lo contrario de lo que ayer predicaron?

La dura constatación, se realizó aceleradamente, en los últimos 10 años, y sigue aportando -en este tercer período gubernamental frentista- nuevos y sorprendentes renunciamientos.

De cualquier manera, no compartimos su punto de vista. No es en el documento 5, nunca aprobado orgánicamente, donde esta el origen de las posiciones actuales de algunos dirigentes. Al final, volveremos sobre el tema.

Sin embargo, pesa también en su intento de análisis, una cuestión que es obvia: las prolongadas prisiones que padeció, que implicaron un estancamiento de su pensamiento. Ignoró por tanto transformaciones económicas y políticas, los debates que esas transformaciones impusieron, y un largo etc. relacionado.

En concreto no supo de la Huelga General, no supo de las luchas latinoamericanas, no supo de las resistencias a la tiranía uruguaya, no supo de la reactivación del movimiento popular que culminan en el plesbicito de 1980 y, le llegó la libertad, en medio de esa movilización colectiva –en la cual “el aparato” del cual fue parte- no tuvo participación alguna y de la cual se benefició.

Sigue – por tanto- manteniéndose en el terreno de categorías, que el transcurso del tiempo han hecho cada vez más insostenibles. Por ejemplo, las tesis -que en los 60 y 70 eran dominantes en América Latina- acerca “del estancamiento” de las economías latinoamericanas por el efecto de la acción “imperialista”. La calificación de semi-colonial a la formación económico-social uruguaya, la “liberación nacional” (la denominada “segunda independencia”), tarea previa al socialismo, para tomar los aspectos más evidentes de sus razonamientos.

Casi todos esos considerandos, han demostrado su falsedad: el “estancamiento de las economías latinoamericanas” no se produjo, por el contrario. No retrocedimos de la categoría de países “ capitalistas dependientes” y de crecimiento desigual, al estatuto de “semi-colonias” (exceptuando Panamá y Grenada donde hubieron invasiones), la derrota de los esfuerzos guerrilleros se realizó por las propias fuerzas nacionales sin intervención directa de las fuerzas armadas de EUA (más que con asesores y logística).

Zabalza sigue reivindicando –como si nada hubiera pasado!!!- seguir “el ejemplo de la heroica Cuba” cuando los mismos cubanos, ni acordarse quieren, de todo lo que ayer dijeron y vemos todos los días que están “de vuelta, completamente” de lo que ayer afirmaban con la soberbia de horáculos.

Seguir desde “el sesentismo” alentando “nuevas insurrecciones” nos parece descabellado. Aquello “fue” y cuanto más enérgicamente nos apartemos de aquellos pre-supuestos equivocados, mejor para las futuras generaciones. Los “que vendrán”- y hay signos de que “ya vienen”- tienen que superarnos en todos los sentidos, particularmente, en evitar las trampas “del heroísmo”, del “martirologio”, de los “sufrimientos” y de “las prisiones”. Se lucha para vivir, no para morir!!!

El libro último de Zabalza- por otra parte- es una memoria política. Así lo ha manifestado, en una entrevista televisiva. Y las memorias políticas tienen para los interesados en Historia un valor y un defecto. Son los testimonios “de los que estuvieron allí”, son –por el otro- justificaciones personales. Y en el libro de Zabalza éste último rasgo, está presente constantemente.

Empezemos con el incidente que la militancia ha querido bautizar como “la noche triste”.

Los últimos diez años –insistimos sobre el tema- han tenido la virtud de sacar del misterio y del olvido aquel episodio desgraciado. Si por los restos del viejo aparato hubiera sido, ese episodio, como “la carta de renuncia” de Maneras Lluveras (que no fue carta de “renuncia” sino “documento interno” como nos señaló su autor en un breve encuentro en Montevideo) estaría sumergida en el más callado y silencioso de los arcanos. Obligado a “circular por fuera” de la “historia oficial”. Es todavía “versión no autorizada” ni en el MLN- que-fue-de-Marenales, ni en el EME-Pepismo.

El primero que se refirió al tema fue Samuel Blixén, en su biografía de Raúl Sendic (primera edición en el año 2 000, décima edición 2010). Hoy, en su prólogo al libro de Zabalza, S. Blixen vuelve a referirse al tema (ver pág. 12 de “La experiencia tupamara” ) la califica de un elemento “que advierte sobre la honestidad del autor”.

Todo esto, que anotamos en éste párrafo, no tiene por finalidad hacer alarde de meticulosidad, sino que se dirige a otra cuestión que es eminentemente práctica: el conjunto de la militancia, inclusive los que hemos definido como “aparatistas sin aparato”, los “críticos” actuales (y firmantes de manifiestos, convocatorias y proclamas) en aquel momento , sabiendo como sabían, no fueron capaces de una acción concertada de protesta, ni de llamar colectivamente, a rechazar con firmeza, aquella canallada.

S. Blixen, en su prólogo, atribuye a ese episodio el comienzo del abandono que se conoce como “el goteo”. La militancia “vieja”, la de Punta Carretas, la del “Abuso”, sintió –con ese olfato que tienen los revolucionarios que han participado en eventos trascendentales- que “algo estaba mal”, que “algo no cerraba” y los más lúcidos se barruntaron “cambios” notables pero, para peor. Hoy, Zabalza, en su libro, “hecha para afuera” (ver cap. 17 “El peso de la identidad” , apartado “El costado más oscuro” págs. 210-217) el tema. Lo califica “de aberrante”, pero lo que queremos significar es otra cosa: de los 40 convocados al evento, no existe ni un solo testimonio, ni una referencia, no hay ni un solo reportaje, memoria o relato, acerca de aquel desgraciado suceso.

El autor de estas líneas, conoció el episodio, desde el lugar que residía (Suecia) porque un testigo presencial del evento, Leonel “el negro” Vidal, recién regresado de Montevideo, nos lo narró y luego nos solicitó una máquina de escribir de la redacción de la Radio Sur (que dirigíamos) donde escribió “su renuncia” a la organización, decepcionado y amargado. Aprovechemos también la ocasión para corregir a Zabalza de una afirmación errónea: no es Leonel “el negro” Vidal el autor de la expresión “la noche triste”. La misma procede del colectivo militante, de la misma manera que no es posible rastrear otras expresiones, verbigracia: “las vacas sagradas”. El colectivo anónimo es su autor.

Tenemos además otro testimonio: el de un militante “viejo” que ese día fue por Cebollatí “por casualidad” ( Amilcar Mármol) pero al cual, no se le permitió la entrada al evento, lo atendía su antiguo “reclutador” (cierto “dramaturgo” que además es “el colado” que menciona Efraín Martínez Platero, en algún reportaje) en “la puerta” del local. Algunos años más tarde, pudimos saber, que la “reunión de la carpintería de Cebollatí”, la “noche triste”, estuvo precedida de reuniones previas, “preparando los estados de ánimos” y en esas reuniones fueron expositores EFH y Julio Marenales. Señalemos para terminar –la narración del episodio- que el mismo “dramaturgo” y “colado” era viejo repetidor en esto de los “golpes bajos” porque debutó –antes, como comparsa- en “otro incidente” parecido: el golpe que R. Arismendi y asociados le dieron a Eugenio Gómez, a su hijo Gómez Chiribao, y a la patota de “custodios” que se suponían armados. En Uruguay –por suerte- somos pocos y nos conocemos todos!!!

Vayamos ahora, al motivo de esta disputa. ¿Cúal era el motivo de tantas preocupaciones? Un simple problema de línea, si “organizarse” primero o, si salir a agitar “el programa” de Sendic: Por la tierra y contra la pobreza.

Reflexionen los lectores, sobre una cuestión básica, también “en los inicios” del MLN-Tupamaros “original” hubo una disputa entre aquellos que entendían que la “organización política” estaba primero que la “acción práctica” pero entonces las posiciones entre los históricos estaban también divididas, solo que entonces los roles estaban cambiados, entonces los de la “acción práctica” fueron mayoría, ahora, después del 85, los roles se tramutaban.

Vayamos ahora, a lo fundamental: ¿cúal es el ámbito en los que deben resolverse estos problemas “de línea”, en el círculo cerrado de los “históricos” o “fundadores”, en el más amplio de los “40 seleccionados” o, en el ámbito de un congreso de la militancia que lo ha de impulsar y llevar a cabo? No es acaso, lo proclamado: la democracia colectiva e incluso “la participación popular”( tengamos en cuenta que el actual EME-Pepismo, se llamó originalmente Movimiento de Participación Popular (MPP), en la cual -a contramano de la definición- el centro de la cuestión no estaba para nada puesta en la “participación popular”

Lo mismo, exactamente lo mismo paso después con el CAP-“Libertario” fue un auténtico “boniatito” engendrado entre gallos y medianoches, entre su “titular” EFH y José “el Pepe” Mujica, para evitar que les surgieran competidores “por izquierda” como lo demostró fehacientemente el hecho de la “renuncia” senaturial de EFH, al que inmediatamente concurrió a abrazar el entonces “presidente” Mujica y, que además después, lo proclamó ministro de Defensa Nacional, con la ayuda de “la renuncia por motivos de salud” del caballerete Rosadilla, popularmente conocido como “el ratón”).

¿Y dónde estaba Zabalza entonces?

–Zabalza, estaba argumentado junto a su patrón ideológico EFH, en la “noche triste”, ante “40 elegidos” arbitrariamente, fundamentando “la locura” de Raul Sendic, pero sabiendo que ni aún producido el “goteo”, como consecuencia de aquellos dislates , ni él, ni EFH, ni Mujica, ni Marenales iban a presentar renuncia.

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A lo largo de los capítulos 16 y 17 (ver págs. 180 a 222) Zabalza deja excelentes reflexiones sobre los procesos que llevan a la burocratización de una organización, el conjunto de intereses minúsculos que coinciden en la forja de un “aparato”. Demuestra que ha reflexionado con seriedad sobre el tema, que lo conoce perfectamente bien. Distingue con precisión las fases , el aparatismo es el preámbulo de la burocracia política, por ejemplo. E inclusive, va un paso más allá, es perfectamente consiente, de que esos intentos prosperan sobre el humus, de una base militante, despojada de su voluntad de análisis crítico y capacidad de acción práctica , lo que hemos denominado en otros artículos: la subalternidad ( el concepto no es nuestro, lo tomamos de Rudolf Bahro, ver su libro La Alternativa ).

En esas condiciones fue relativamente fácil, para ciertos elementos de la dirección “histórica” más los coaptados, imponerse sobre sus bases, obligarlas a irse sin luchar (el goteo). Despues se dedicaron a hacerse de una base social nueva: el MPP, y, finalmente, en su fase de degeneración final, fue “una carrerita nomás” transformar el MPP en el EME-Pepismo actual. El poder político, los excedentes que brinda el ejercicio del gobierno (cargos, sueldos, prebendas y “favores”) fue una palanca “extra” que permitió el proceso.

Zabalza acompañó todo ese proceso, fue una parte fundamental en el mismo, hasta que la misma dinámica del instrumento que había contribuido a forjar, se lo comió a él mismo y a muchos otros que hemos querido calificar, arbitrariamente, de “aparatistas-sin-aparato).

Sendic y el proceso posterior a su fallecimiento, o tarde piáste, Julián.

Como todos saben, hay en estos momentos, un intento de glorificar a Sendic. Es decir, hacer de él un icono, perfecto, intachable, la suma de las perfecciones. Zabalza ha pasado, de ser uno de sus críticos más implacables, a hacer una biografía sobre el mismo y luego de ésta, a embarcarse también en esa glorificación. Una especie de “Hijo Pródigo”. El tema se resuelve en la afirmación: “si Sendic viviera esas cosas no hubieran pasado”. O, la variable: “cuánto lo precisamos ahora”!!!

Los que así se expresan olvidan que Raul Sendic Antonaccio, vivió cuatro años( desde el 85 al 89) y que cuando vivía, se perdieron la posibilidad de seguirlo y agruparse detrás de él. Así es muy fácil invocar “al difunto que está en el recuerdo”!!!

Atribuirle a Sendic poderes sobrenaturales, nos parece, un exceso. El mismo –en su proverbial modestia- se autocalificó simplemente, “como un militante social”. En esa autodefinición creemos, debemos considerarlo. Como tal, por tanto, tenía sus aspectos positivos y también sus lados negros. Era, también, salvando las diferencias, un hombre de su tiempo y de sus circunstancias.

No tenía, por tanto, respuestas en todas las circunstancias, mas bien en los primeros momentos oscilaba entre las posiciones en pugna, hasta formarse su propia opinión particular a la que luego se atenía. Pero era también un águila, capaz de avizorar rumbos, señalar picadas, marcar derroteros posibles.

Su falla, quizás fundamental, estaba en la instrumentación organizativa concreta. Es allí donde los testimonios coinciden: tanto en su actividad como dirigente sindical, como después en la actividad política. Tuvo encontronazos serios con casi todos sus colaboradores cercanos.

Lo fundamental, sin embargo, -que le dá perfil propio- al seno de los “históricos”, es una gran firmeza en los principios socialistas en los cuales creía. Es esa convicción la que le permite enfrentar sin concesiones a sus diferentes captores –policías o militares- y es esa misma firmeza la que fue cimentando la devoción de la militancia hacia su figura.

Fue la gran figura de la izquierda revolucionaria uruguaya, y su prestigio -aún hoy- supera en mucho a todos los otros dirigentes de toda la izquierda.

Y siempre con la contra terminante de la mayoría del ala “histórica”, que no sabía y no podía elevarse para comprender el sentido de sus propuestas y, tampoco sabía seguirlas e instrumentarlas.

La “cervecita” apaciaguadora con Zabalza, el “úsenme” que invoca EFH en un articulo periodístico –lamentable!!!- en la prensa de Fasano, el mismo acto del Franzini, el “chirlo” que recibió Mujica, son elementos que van pautando esa impotencia de los históricos para comprender a cabalidad sus propuestas e instrumentarlas organizativamente. La máxima que señala que “no hay gran hombre, para sus colaboradores más cercanos”, puede aplicarse aquí en toda su extensión.

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De esta manera llegamos a la parte final de estas notas. La hemos denominado “el canto de cisne del foquismo” porque creemos que de esta manera resumimos, más acertadamente, el tema. Es parte también de muchas otras recensiones anteriores, de otros libros, en los cuales hemos pretendido fijar una posición de análisis, interpretación y estudio, sobre eventos fundamentales de la “historia reciente”. Toda la nueva bibliografía de éstos últimos 10 años ha hecho aportes, a veces importantes, en otros casos dentro de un derrotero, un cauce, que consideramos apologético y por tanto repetición sobre repetición. Es decir estériles.

No es el caso del libro de Zabalza. Es, éste, uno de los libros importantes. El militante que lo hizo es, indiscutiblemente, un militante. Y eso tiene su valor, independientemente que estemos y no estemos de acuerdo con muchas de sus posiciones y observaciones. Conocimos, además, a Zabalza dentro de ése último lapso de tiempo y estuvimos ligados con él, en cierta empresa radial (y otros hechos militantes) así que sabemos bien de lo que hablamos. Creemos rastrear en su libro actual, parte de las críticas que entonces le hicimos en las reuniones de redacción, así como otras, que le hemos realizado en el plano periodístico.

A través del libro, queda bien manifiesto, su dependencia política de una figura trágica y horrible, absolutamente nefasta, el Sr. EFH. Zabalza podrá arrepentirse ( de hecho lo hizo luego de publicado el libro, en la entrevista televisiva que hemos mencionado ), pero lo cita profusamente, lo cual demuestra que no ha roto cabalmente con su influencia.

El mismo capitulo 13 “el documento No. 5” pretende ser un rastreador y el hilo conductor. No lo entendemos asi, definitivamente. La falla –es colectiva- y viene desde mucho antes. Después, en su fase final, “la derrota del 72”, se afianza en las “negociaciones”. Continúa, luego de las mismas, en el prolongado status de rehenes, donde “el síndrome de Estocolmo” se fructifica y la “colaboración” con el enemigo es un hecho.

Las declaraciones del “detenido especial” del año 77, así lo prueban fehacientemente. Entonces Zabalza, llamó a aquel documento “carne podrida”, lo que motivó la respuesta de muchos observadores indignados.

En ese mismo periodo de tiempo, cuando para las nuevas bases militantes, definitivamente, EFH, era un traidor, Zabalza respondía a los que así se expresaban en las reuniones públicas con “-Eso, lo decis vos” , deslindando campos. Finalmente, el cúmulo de pruebas, se le ha impuesto. Incluso más, Zabalza agrega al largo collar, una perla más, la grabación en la cual la inteligencia militar, obsequió a EFH, con las revelaciones de la entrevista de Gianola (ministro del Interior, de Lacalle) con los mandos policiales de “la republicana” (ver pág 134 y 135 y luego págs. 241 y 242).

Sobre todas estas cuestiones, – y particularmente, sobre sus implicaciones, que son múltiples- la militancia nueva deberá meditar mucho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 


 
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